Escritoras contemporáneas

Entrevistas a escritoras realizadas por estudiantes de Hunter College

Tahiana Larissa

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Entrevista de Isael Vásquez

Entrevista

TL-Es verdad que existen ciertas expectativas sobre los hombres que, ya sea por elección propia o del destino, deben luchar para defender a los suyos y a su país. En 1868, periodo donde se desarrolla la novela, la salud mental no solo era un tabú, sino algo totalmente desconocido, especialmente para un militar de carrera como el coronel Paulino Alen.

Él conocía su deber mejor que nadie: defender el punto principal de acceso a las tierras paraguayas. La caída de esta posición significaría el principio del fin para Paraguay. Sostuvo el puesto hasta donde lo consideró humanamente posible, cumpliendo órdenes que lo consumían por dentro. La situación en el fuerte era desesperante: escaseaban los víveres, abundaban los enfermos y heridos, y las municiones se agotaban. Entre los muros se hacinaban mujeres, niños y unos pocos hombres que quedaban en pie.

Sus repetidas solicitudes para abandonar el fuerte y unirse al resto del ejército al otro lado del río fueron respondidas con una orden contundente: resistir. La brutal realidad que enfrentaba lo fue erosionando, no solo física sino mentalmente. El conflicto entre su inquebrantable lealtad y la cruda realidad lo destruyó hasta que vio en la muerte su única salida. Este trágico desenlace afectó directamente el curso de la defensa paraguaya, que recayó sobre el coronel Francisco Martínez, quien finalmente evacuó la fortaleza, cediendo así el principal acceso hacia tierras paraguayas, para posteriormente rendirse ante el enemigo.

TL-En aquella época, las mujeres paraguayas se clasificaban según su relación con la guerra. Las residentas eran aquellas que acompañaban a sus maridos, hijos o parientes durante la contienda. Las destinadas y traidoras eran quienes, por desgracia, eran acusadas de algún crimen ante el gobierno paraguayo: podían ser parientes de un desertor, verse envueltas en supuestas conspiraciones contra el gobierno, o ser acusadas de espionaje.

Juliana Insfrán fue marcada como traidora cuando su esposo, el coronel Francisco Martínez, se rindió ante los aliados tras evacuar la fortaleza de Humaitá. Su único crimen fue ser la esposa del coronel Martínez y abstenerse de renegarlo públicamente, un acto que era costumbre y requisito para reintegrarse a la sociedad y recuperar el favor del gobierno paraguayo. Es así como ella emergió como protagonista de este triángulo, encarnando una lealtad inquebrantable que desafió las convicciones de su tiempo.

El tema del silencio es muy importante en su novela. ¿que representa el silencio de las mujeres como Juliana Insfrán?

El silencio de las mujeres en esta novela, incluyendo el de Juliana Insfrán, no representa sumisión, sino una forma diferente de resistencia. Su lucha no se libró con palabras, sino con actos: defendieron y cuidaron de los suyos, protegieron su tierra y su honor, ya fuera luchando junto a sus hombres, atendiendo a heridos y enfermos, o acompañando a sus seres queridos hasta el último aliento de la contienda. Su silencio fue elocuente, una manifestación de dignidad y resistencia ante la adversidad.

TL-Esta novela ha encendido el debate en diversos sectores que desconocían la vida de estos personajes cruciales en una de las guerras más sangrientas de América del Sur. En los centros educativos de Paraguay, las figuras del coronel Alen y Martínez son prácticamente desconocidas, sepultadas bajo el peso de su condena como traidores a la patria. Solo Juliana ha sido reconocida como mártir de la guerra por las injusticias cometidas en su contra.

Creo firmemente que una nueva perspectiva, aunque sea desde la ficción histórica, puede iniciar un viaje hacia la búsqueda de las demás piezas del rompecabezas histórico. Puede iluminar nuevas posibilidades o descubrir elementos que ayuden a llenar los huecos de la historia. Esta novela es una invitación a seguir investigando, a continuar haciendo preguntas incómodas pero necesarias.

TL-Mi proceso creativo comenzó como un pasatiempo: la lectura exhaustiva sobre la guerra de la Triple Alianza. Gradualmente, mi atención se concentró en los últimos años del conflicto, periodo que contenía la información que me impulsó a escribir esta novela. No fue una obra planeada; nació de la necesidad de contar estas historias tan impactantes como desconocidas.

En cuanto a la fidelidad histórica, me atrevo a decir que, desafortunadamente, hay más verdad que ficción en ella. Como autora, me tomé ciertas libertades creativas: algunos personajes que dan forma a la trama son ficticios, y los diálogos son recreaciones basadas en la documentación disponible.

TL-Tuve la fortuna de crecer rodeada de libros y fuentes infinitas de inspiración. Mi padre, ávido lector y coleccionista, me legó una formidable biblioteca de clásicos. Edgar Allan Poe me cautivó desde joven con su maestría narrativa, mientras que Gabriel García Márquez me deslumbró con su estilo y precisión literaria. Entre las autoras que han dejado una huella indeleble en mi memoria y corazón están las chilenas Isabel Allende y Marcela Serrano.

Mi primera musa fue mi abuela Rosa, una narradora natural cuyas historias brotaban como manantiales de su imaginación. Poseía el don de tejer tramas en el aire, creando mundos enteros con la magia de sus palabras. Sus historias fluían con una naturalidad envidiable, y siempre he aspirado a capturar esa misma espontaneidad en mis obras. Su legado vive en cada página que escribo.


Interview

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